El 12 de noviembre, durante la Semana de la Instrucción Financiera que celebrada en Sebastopol (Crimea), el vicepresidente primero del Banco Central de Rusia, Gueorgui Luntovski, anunció una futura emisión de dinero en efectivo por valor de 1 billón de rublos (unos 15.000 millones de dólares).
A 1 de octubre la cantidad de dinero en efectivo disponible en Rusia superaba los 7,7 billones de rublos (115.700 millones de dólares), según datos del Banco Central de Rusia. La directora Elvira Nabiúllina ha concretado que la decisión de emitir efectivo guarda relación con la demanda propia de estas fechas, y es característica de finales de año.
Vladímir Tijomírov, economista de BCS (Broker Credit Service), achaca la demanda de efectivo al incremento de los gastos del presupuesto estatal. “Normalmente, en diciembre el presupuesto se dispara hasta un 40%”, puntualiza. Además, de cara a las fiestas navideñas, la población empieza a efectuar más reintegros.
¿En qué influye la emisión?
Según Nabiúllina, la emisión no conllevará “ningún otro impacto” relacionado con los indicadores monetarios, porque el regulador prevé tener en cuenta los parámetros de la demanda de dinero en efectivo.
Previamente, los servicios de prensa del Banco Central habían anunciado que “no se trata de aumentar la masa dineraria”, es decir, la cantidad total de recursos monetarios de que dispone la economía del país en efectivo y sin efectivo.
Sin embargo, los expertos que ha consultado RBTH consideran que esto es imposible. “Imprimir dinero adicional y ponerlo en circulación sin aumentar al mismo tiempo la masa monetaria solo es posible en el supuesto de que se retire una parte de los billetes, por ejemplo los viejos. Pero eso no es lo que se indica en el comunicado del Banco Central”, dice Serguéi Grigorián de ASB.
“Básicamente, se trata de reemplazar 1 billón de recursos sin efectivo por recursos en efectivo”, especula Vasili Solodkov, director del Instituto Bancario de la Escuela Superior de Economía.
Con todo, Grigorián destaca que un aumento de la masa monetaria podría ser beneficioso para la economía rusa. “Cuanto más dinero haya, más fuerte será la economía, y en Rusia la relación del masa monetaria respecto al PIB es extremadamente baja”, concreta Grigorián. A principios de año era prácticamente la mitad: 32 billones de rublos (481.000 millones de dólares de masa monetaria) frente a 70,9 billones (1,066 billones de dólares).
En China, por ejemplo, pasa lo contrario: la masa dineraria duplica el volumen del PIB. “El Banco Central teme aumentar la masa monetaria porque considera que eso dispararía la inflación. Pero los estudios de la ARB (la Asociación de Bancos de Rusia) demuestran que, en Rusia, la inflación no es de carácter monetario, sino que depende de las tasas de los monopolios naturales”, añade Grigorián.
¿Se destinará a créditos?
Los expertos consultados por RBTH también han formulado otras explicaciones. Alexander Abrámov, investigador principal del Centro de Análisis del Sistema Financiero adscrito a la Academia Presidencial Rusa de Economía Nacional y Administraciones Públicas, considera que la causa de la emisión no ha sido la falta de efectivo, sino el déficit de liquidez bancaria.
El experto pone como ejemplo los datos estadísticos del Banco Central. A principios de año, la base monetaria (las obligaciones de los bancos) alcanzaba los 11,3 billones de rublos (169.900 millones de dólares), mientras que el 1 de noviembre se había reducido hasta los 9,7 billones de rublos (145.800 millones de dólares).
“Hasta ahora, para aumentar su propia liquidez, los bancos pedían créditos a través de las operaciones de reporto [una operación con garantía de recompra o venta a un plazo definido y un precio determinado]. Pero, debido a las elevadas tasas (al 11%), los bancos dejaron de usar este instrumento”, añade el experto.
“Precisamente para que los bancos cuenten con suficientes activos en circulación para garantizar los depósitos y otorgar créditos, el Banco Central ha decidido ofrecer medios que, de hecho, son gratuitos”, explica Abrámov.
En marzo, la vicepresidenta primera del Banco Central, Ksenia Yudáieva, señaló que el regulador no consideraba que la puesta en marcha de la máquina de imprimir billetes conllevara riesgos de aceleración de la inflación.
Anna Kuchma | RBTH